A lo largo de la vida hay frases que no se olvidan, y en mi caso son muy pocas porque tengo una memoria horrorosa para recordar dichos, fechas, nombres… El caso es que en una de mis primeras experiencias vitales como mochilera decidí como destino Italia, país que me recorrí parcialmente en interrail, y en mi prácticamente nulo conocimiento del idioma, la forma de hacerme entender era un lamentable lenguaje de signos. A veces funcionaba, pero muy pocas. Un día le pregunté a una señora mayor algo sobre de dónde salían unos autobuses, ante su respuesta mi cara debía de ser de circunstancia y le volvía a realizar la misma cuestión, la mujer aburrida e indignada al final me dijo algo como: “Ma la madonna no capito niente”, que debe ser algo así como “esta chica no entiende nada”, aunque por su entonación quería expresar algo así como “¡Será torpe la tía que no se entera de la misa la media sobre lo que le estoy diciendo!”.
Desde entonces, por fortuna he podido regresar en dos ocasiones más a Italia, y por suerte no encontrarme con esta señora. La segunda vez fue para vivir el Eurobasket femenino de primera mano y la tercera, y de momento última, ha sido la Eurocup en Turín. La experiencia, cómo no, ha sido excepcional, entre otras cosas porque después de muchos partidos, he podido asistir a una competición como una aficionada más, no como una periodista. Me he podido poner la camiseta de mi equipo, el iurbentia Bilbao Basket, ser totalmente subjetiva y aplaudir y saltar con cada canasta de los míos.
Pero tras vivir esta Eurocup ahora soy yo la que asumo como propia la frase anterior: “La madonna non capito niente”. En la primera jornada dos de los favoritos se van para casa, el Dynamo de Moscú y la Benetton, el poderoso Khimki sufre para imponerse al Pamesa y el iurbentia hace de equipo experimentado ante un histórico de Europa como el KK Zadar. En semifinales empiezo a entender, el Lietuvos se mete en la final y el Khimki nos gana, pero sufriendo. Jorge Garbajosa se sale, pero Salgado que llevaba un solo tiro de campo anotado en esta Final Eight espera a los dos últimos minutos para enchufar tres triples y meterle el miedo en el cuerpo a los rusos. “No capito”.
Más ojiplática me quedo en la final cuando el Lietuvos le mete un parcial de 17-0 al todopoderoso Khimki y veo que Rimas Kurtinaitis se permitió, entre otros lujos, de para el tercer cuarto conseguir premiar a su plantilla encontrando el momento para que 11 de sus 12 jugadores tomaran parte en la final (¿esta filosofía no debería ser más de baloncesto de formación?, ¿es compatible con el baloncesto de primer nivel?). “No capito”.
Como reflexión me quedo que precisamente esto es lo que hace grande al baloncesto, que no hay nada decidido hasta que suena la bocina final, que los contratos millonarios no aseguran títulos, que todo puede pasar en una cancha de baloncesto y que, –permitirme la licencia- pese a que el iurbentia perdió en semifinales, el conjunto bilbaíno ha sido, después del Lietuvos, el otro gran ganador de esta Eurocup.
jueves, 9 de abril de 2009
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