Bueno pues parece que hay gente a la que ese sonido le molesta de tal manera que ha puesto una denuncia. Sí, sí, una denuncia, estáis leyendo bien. En concreto se trata del céntrico Parque de Doña Casilda de Bilbao, que se encuentra justo detrás de la Gran Vía y los vecinos del número 38 decidieron interponer una denuncia en 2004 para que quitaran las canastas que hay en dicho parque, que se encuentran a unos metros de su fachada. Al parecer el ruido de los balones les resultaba insoportable a estos delicados vecinos.
Lo peor de todo no es la denuncia, sino la sentencia que les ha dado la razón. Mira no se trata de juzgar, que yo no he hecho la carrera judicial (es que me probé una toga y no me sienta muy bien), pero gente que vive en pisos que valen más de medio millón de euros no pueden poner unas ventanas aislantes si tanto les molesta que se boten balones en la calle. Por otro lado, yo no lo sé, pero tan insoportables son 2 decibelios más que los permitidos (el tope legal es de 40 y se hicieron mediciones que llegaban en algunos momentos a los 42).
Claro, que en la balanza está por un lado el descanso de los vecinos (que estoy a favor de que es sagrado) -que al parecer por 2 decibelios de más en algunas ocasiones no pueden descansar-, y por otro lado, que cientos de personas de diferentes edades, culturas y razas se integren, compartan hábitos saludables y practiquen deporte. Será mejor señor juez que existan problemas de racismo, obesidad, se promuevan actividades sedentarias, o que la juventud se relacione por medio del botellón en lugar que por el baloncesto o cualquier otro deporte. Demagogia barata la mía…puede, pero que le quiten las canastas del parque Doña Casilda a Bilbao es para el baloncesto como que le quiten el Guggenheim al arte.
Para esos vecinos y juez les dedico una versión modificada de la canción de Sabina (ruego me perdonen los seguidores del genial cantautor):
Mucho, mucho ruido,
ruido de canastas,
niños con sus ‘zapas’
que acaban de encestar,
mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido,
tanto ruido y al final
a denunciar,
tanto ruido y al final,
ruido de canastas,
niños con sus ‘zapas’
que acaban de encestar,
mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido,
tanto ruido y al final
a denunciar,
tanto ruido y al final,
nadie sin jugar.