Obviamente sorprendía a propios y extraños que Candace Parker no fichara por algún equipo de la liga rusa durante el invierno. A principios de año la estrella del baloncesto norteamericano y mundial nos ha desvelado el motivo, su embarazo. El responsable del ‘bombo’ de la Parker su novio Shelden Williams.
Tras mucho leer sobre el tema considero que esta decisión no es de alabar ni de criticar, sino que es una ‘encrucijada’ más a la que muchas mujeres nos tenemos que enfrentar a lo largo de nuestra vida, y por muy extraño que parezca lo que digo, en su situación es más fácil de tomar.
-¿Alguien cree que a Parker la rescindirán su contrato las Sparks por este motivo?
Tal vez no podría decir lo mismo una administrativa con un contrato a fin de obra…
-¿Alguien considera que tendrá dificultades para que una vez que tenga a su retoño disponga de una persona que se ocupe del mismo cuando tiene que entrenar o viajar con su equipo?
Probablemente el propio club le ponga de manera gratuita una ‘nany’ sobradamente preparada sin necesidad de tener que recurrir a las socorridas abuelas como hace cualquier cajera…
-¿Alguien duda de que tendrá los mejores médicos, todos los medios y el proceso de recuperación más adecuado para llegar a tiempo para comenzar la temporada en la WNBA?
Sin duda jugará en verano, tal vez no esté al cien por cien en las primeras semanas pero seguro que estará a un gran nivel. Me acuerdo de las mujeres que sin acabar la cuarentena se incorporan a sus trabajos por miedo a verse en la calle o por necesidad económica…
Es posible que algunos creáis que estoy haciendo demagogia, pero he revisado webs y comentarios al respecto y me molesta que o bien se alabe esta decisión o por el contrario se la critique. No me parece especialmente valiente porque tiene todas las facilidades para tomar esa decisión vital y, obviamente, no es en absoluto criticable. Tampoco nos viene de nuevo porque antes de ella ya lo hicieron Lisa Leslie, Tina Thompson o Elena Tornikidou y todas han tenido exitosas y longevas carreras.
Una amiga me comentó este verano cómo tuvo a sus cuatro hijos mientras compaginaba el baloncesto de alto nivel, se incorporó a los entrenamientos a las dos semanas de dar a luz y daba el pecho a las criaturas minutos antes de entrenar. Esto sí que es para quitarse el sombrero, o lo que hacen tantas mujeres día a día.
Menos habitual es que se produzca esta situación en el baloncesto español y, más allá de motivos personales, probablemente hay que buscar las razones en los sueldos de las jugadoras y en unas carreras que, salvo excepciones, finalizan en los 32-33 años.
En conclusión, no le demos más vueltas al ‘bombo’ de la Parker, que ni la calidad ni la condición física de Candace se va a resentir y que los amantes del baloncesto vamos a seguir disfrutando de su juego. Pero no os cortéis, espero vuestros comentarios.
lunes, 19 de enero de 2009
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