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martes, 22 de septiembre de 2009

Los ‘golden boys’ con el pijama de rayas

Parecerá que me gusta ir contracorriente…y ciertamente no pienso negarlo. Por si no me he labrado suficientes enemigos me voy a echar encima unos cuantos más criticando uno de los libros más leídos del último lustro y que más ha gustado al público en general. Pero no conforme con eso, voy a tener la poca vergüenza de establecer cierto paralelismo con nuestra selección española masculina. Advertencia:

- No continuar leyendo en caso de ser fan acérrimo de este libro.
- No continuar leyendo en caso de tener en mente leer dicho libro o ver la película.
- En caso de dudas, consulte a otros blogeros.

La primera vez que supe de la existencia de “El niño con el pijama de rayas” fue en el Eurobasket de Italia cuando todas las jugadoras de la selección “traficaban” con él –había que ponerse en lista de espera y negociar el hecho de adelantar algunas posiciones-, eso sí, siempre tras la recomendación de Lucila Pascua, la auténtica gurú literaria y lectora empedernida de la plantilla.

En Chieti no me dio tiempo pero finalmente conseguí que me regalaran un ejemplar. Ansiosa por empezar a leerlo se me quitaron las ganas en la primera página. A ver, yo no soy muy lista pero un título como “El niño con el pijama de rayas” me preveía dos situaciones, o un niño encarcelado en un país con una “ley del menor” más estricta que la española o algo relacionado con el holocausto judío. Las dudas se disiparon con la primera línea en la que se localizaba la acción en Berlin…

Bueno pues sabiendo que estábamos en la Alemania nazi, y que el niño protagonista estaba en principio de un lado de la valla y que había otro niño del otro lado, sólo quedaba saber cuándo el protagonista sería ejecutado por confusión (avisé que lo destriparía). Por la pereza que me generaba leer un libro cuyo final presuponía tardé la nada despreciable, y probablemente record Guinness, cantidad de 8 meses en terminarlo, aunque no voy a negar que por momentos me re-enganchaba.

El paralelismo de locos que propongo con la selección española es el siguiente: Antes de empezar y teniendo dos pistas como Pau Gasol recuperado y con medallas en juego, ¿alguien dudaba en que el final sería con España en lo más alto del podio?

He de reconocer que tanto favoritismo me generó cierta pereza a la hora de seguir las evoluciones españolas en las primeras fases -aunque ‘la roja’ se empeñó en ponerle cierta incertidumbre al asunto-. En ese momento a nuestros ‘golden boys’, ciertos sectores, les querían poner un traje de rayas…

Pero la calidad está ahí y llega el momento en el que la cosa se pone interesante y te enganchas de nuevo al libro y al campeonato. No hay que discutir ni el puntazo de llamar a Hitler ‘el Furias’ ni el talento de los de Scariolo, no voy a descubrir la narración sencilla del texto ni el espíritu de esta selección, así que eso hace que la emoción vuelva al lector-espectador. Pero en cuanto ves en el sexto capítulo que España pasa por encima de Lituania, el final está claro: Los “golden boys” se vuelven a vestir de oro y Bruno…