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lunes, 16 de marzo de 2009

Amor ciego por el baloncesto

El baloncesto y la afición por el mismo siguen teniendo una capacidad de sorprenderme maravillosa. Ahora rescato la última experiencia vivida en la pasada edición de la Copa de la Reina donde hubo muchas situaciones destacables pero me quedo con una, la siguiente.

No voy a descubrir el magnífico seguimiento de la gente de Salamanca por el baloncesto femenino, donde probablemente cada persona tenga una historia interesante para contar sobre cómo se enganchó al mismo, pero de entre todas las personas del pabellón, había 4 que de verdad me llegaron al corazón. Hoy os hablo de tres de ellas.

Sentados en sillas, en un fondo, al lado de una de las canastas, un padre se colocaba en medio de sus dos hijos para disfrutar desde la primera jornada del mejor baloncesto femenino. Hasta aquí una familia más que acude a disfrutar de un gran evento. Lo destacable llega cuando me di cuenta que uno de los dos niños es ciego. Al principio no me percaté de ello hasta que un compañero fotógrafo me lo comentó. El padre iba “radiando”, como el mejor narrador radiofónico, lo que iba sucediendo en la cancha. Para ser más fiel a sus comentarios se hacía con las estadísticas del encuentro y así tenía a su hijo perfectamente informado de lo que sucedía en la pista.

El niño disfrutaba del ambiente y del baloncesto sin necesidad de ver cómo se desarrollaba cada jugada, su padre era sus ojos y el resto lo ponía él. Sinceramente me llegó al alma el amor que profesaba ese padre y sus hijos por el baloncesto.

Como queda de manifiesto ser invidente no impide disfrutar de un deporte de manera directa, es más, tampoco de narrarlo. Os explico. En mis años de universidad –qué lejanos quedan-, estudiando Periodismo, compartí pupitre con un invidente al que luego le he perdido la pista pero sé que durante varias temporadas estuvo comentando para una emisora de radio los encuentros del Athletic en San Mamés. No sé muy bien cómo lo hacía pero salvo los que le conocíamos nadie pensaba que era invidente.

Para mí todo esto demuestra que el amor por el deporte y el baloncesto sirven para superar barreras y que por favor no seamos nosotros los que las pongamos a gente con cualquier tipo de discapacidad.